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martes, 16 de febrero de 2010

INTEGRACIÓN ESCOLAR DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍA

ENTRE EL DESEO Y LA REALIDAD

La llegada de los ordenadores a las escuelas, en casi todos los países occidentales, ocurrió en los primeros años de la década de los ochenta. Imitando lo que había sucedido en otros sectores estratégicos de la sociedad (empresas, banca, administración, sanidad, ...) el sistema educativo abordó la tarea de incorporar la tecnología informática a sus centros y aulas. Han pasado veinte años desde entonces, y a pesar de los avances producidos, las tecnologías digitales todavía distan mucho de ser un recurso o instrumento habitual, o en palabras de Gross (2000) invisible, en las prácticas de enseñanza-aprendizaje desarrolladas en las aulas. En las páginas que siguen analizaremos, brevemente, algunos de los problemas asociados con el proceso de integración escolar de las tecnologías informáticas. Este proceso es mucho más complejo que la mera dotación y gestión de los recursos tecnológicos a las aulas y centros educativos ya que nos enfrentamos a un proceso en el que se cruzan obstáculos de naturaleza histórica, política, económica, cultural y, lógicamente, también pedagógica.
Integrar las tecnologías informáticas en las escuelas: un proceso de más de veinte años
La integración de las tecnologías informáticas a los centros y aulas es un proceso que, con mayor o menor fortuna y con desigual ritmo, ha ido desarrollándose en las últimas décadas en todos los sistemas escolares de los países más avanzados. Las razones y justificaciones esgrimidas para incorporar las nuevas tecnologías a las prácticas educativas de los centros y aulas han sido explicadas en numerosas obras y estudios tanto nacionales como internacionales y son sobradamente conocidas: adecuación del sistema escolar a las características de la sociedad de la información; preparación de los niños y jóvenes ante las nuevas formas culturales digitales; incremento y mejora de la calidad de los procesos de enseñanza; innovación de los métodos y materiales didácticos, entre otros.
La institución escolar siempre ha sido resistente en la incorporación de medios y materiales no impresos (Area, 1996). Los materiales de naturaleza impresa (libros, fichas, enciclopedias, carteles, ...) son mayoritarios y hegemónicos en casi todas las acciones educativas que desarrolla el profesorado y el alumnado. Los intentos de integrar los medios audiovisuales (Cabero, 1998) emprendidos en las décadas de los años setenta y ochenta fueron, en líneas generales, poco fructíferos y apenas se generalizaron más allá de colectivos docentes comprometidos con la renovación pedagógica y entusiasmados con la cultura audiovisual. En este sentido, L. Cuban (1986), en su conocida obra Teachers and Machines en la que analizó la historia y evolución de la tecnología en la enseñanza a lo largo del siglo XX, identificó que existe un patrón o modelo que reiteradamente se repite cuando se pretende incorporar a la enseñanza un medio o tecnología novedosa. Sucedió con la aparición de la radio, el cine, los proyectores de diapositivas, la televisión, el vídeo, y en estos últimos tiempos, con el ordenador. En pocas palabras este patrón consiste en que el nuevo medio crea altas expectativas de que el mismo innovará los procesos de enseñanza-aprendizaje, posteriormente se aplica a las escuelas, y cuando se normaliza su utilización, se descubre que su impacto no ha sido tan exitoso como se esperaba achacándose a causas diversas: falta de medios suficientes, burocracia administrativa, insuficiente preparación del profesorado, etc. En consecuencia, los docentes siguen manteniendo sus rutinas tradicionales apoyadas, básicamente, en las tecnologías impresas. De modo similar, Resneir (2001) en un reciente trabajo en el que ha analizado la evolución histórica de los medios y tecnologías en el contexto escolar norteamericano concluye de modo similar indicando que "cuando un nuevo medio entra en la escena educativa existe un gran interés y mucho entusiasmo sobre sus efectos en la enseñanza. Sin embargo, este interés y entusiasmo decae y el examen revela que el medio ha tenido un mínimo impacto sobre las prácticas”. Pero este autor, concluye, que a pesar de que este patrón ha sido repetido con los medios audiovisuales, no ocurrirá así con Internet y las tecnologías digitales.
Existe consenso de que sin políticas institucionales de apoyo a este proceso el uso de ordenadores en la enseñanza será episódico y responderá únicamente a la voluntad de algunos docentes y centros, pero no a un planteamiento generalizado en todo el sistema educativo. Lo que la literatura especializada, indica es que existen una serie de factores que parecen que inciden en el éxito o fracaso de los programas y proyectos destinados a incorporar e integrar escolarmente las nuevas tecnologías que pudieran sinterizarse en los siguientes:
- La existencia de un plan institucional que impulse y avale la innovación educativa utilizando tecnologías informáticas
- La dotación de la infraestructura y recursos informáticos mínimos en los centros y aulas
- La formación del profesorado y la predisposición favorable hacia las nuevas tecnologías
- La disponibilidad de variados y abundantes materiales didácticos o curriculares de naturaleza digital
- La configuración de equipos externos de apoyo al profesorado y a los centros educativos destinados a coordinador proyectos y a facilitar las soluciones a los problemas prácticos.

A continuación se presenta una síntesis del proceso seguido en el contexto español, que a pesar de sus señas idiosincrásicas1 seguramente es transferible a otros países del entorno europeo. Este proceso lo divido en tres fases o periodos. El primero desarrollado en la década de los años ochenta, el segundo en la década del noventa, y el tercero en la actualidad. Veamos brevemente las características de cada uno de los mismos.

La década de los ochenta: una fase de experimentación y grandes promesas
A comienzos de los años ochenta las distintas administraciones gubernamentales de la mayor parte de los países europeos, entre ellas la del gobierno socialista español, emprendieron el desarrollo de planes, programas o proyectos a gran escala que pretendían básicamente introducir la informática y los ordenadores en las aulas de los centros educativos. En aquel tiempo las computadoras todavía no se habían popularizado y solamente estaban al alcance de unos pocos profesores iniciados debido, entre otros factores, a que el software resultaba altamente complejo en su uso (hacía falta conocimientos de programación en Basic y otros lenguajes de alto nivel), apenas existían programas elaborados específicamente para la enseñanza, la interface o entorno de trabajo en la pantalla era únicamente en modo texto sin iconos o representaciones multimedia, la tecnología era poco potente y su coste económico era elevado tanto para los usurarios como para los centros educativos.
En el contexto español el proceso de incorporación de la tecnología informática a las escuelas se inició institucionalmente con el Proyecto "Atenea" impulsado por el Ministerio de Educación y Ciencia a mediados de los años ochenta que posteriormente se constituyó en el “Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación” (PNTIC). De forma paralela distintas comunidades autónomas con competencias plenas en materia educativa también crearon sus propios planes dirigidos a impulsar el uso de los ordenadores en el marco escolar. Los proyectos "Abrente" y "Estrela" en Galicia, el Plan "Zahara" en Andalucía, el "Plan Vasco de Informática Educativa", el "Programa Informática a l´Ensenyament" de Valencia, el proyecto "Ábaco" en Canarias o el "Plan de Informática Educativa" de Cataluña fueron algunas de las experiencias institucionales desarrolladas. Una descripción más completa de los mismos puede verse en PNTIC (1991). Fue un periodo impulsado por las expectativas y promesas que supuestamente traía la denominada revolución informática. En aquel momento la traducción pedagógica de los ordenadores se materializaba, básicamente, en la denominada E.A.O. (Enseñanza Asistida por Ordenador) que era la versión moderna de la enseñanza programada impulsada por Skinner en los años sesenta, en la incorporación de la informática como asignatura a los planes de estudio, en la dotación a los centros de un mínimo de hardware, y en la utilización de los ordenadores en las tareas de gestión administrativa de las escuelas. Ciertamente estos programas, a pesar de sus limitados efectos sobre el conjunto del sistema escolar, fueron el germen de la situación actual de la informática educativa en España ya que en los mismos se formó a gran parte de los recursos humanos que tanto en el ámbito escolar, universitario como de la empresa privada trabajan con las aplicaciones de las tecnologías de la información y comunicación en la educación.

Los noventa: el estancamiento de las políticas y programas
A comienzos de la década de los años noventa muchos de los programas citados bien desaparecieron, se reconvirtieron o se estancaron en su desarrollo ya que los recursos económicos que los financiaban descendieron notablemente. Los primeros años de esta década fueron un periodo en el que la informática o tecnologías aplicadas a la educación dejaron de ser una prioridad educativa de las políticas de las administraciones del sistema escolar público. Se produjo lo que pudiéramos denominar una situación de estancamiento o de avance parsimonioso en el proceso de incorporación de las nuevas tecnologías a las aulas. Las prioridades, esfuerzos e intereses estuvieron centrados, en gran medida, en la aplicación de la reforma promovida por la Logse en la cual, las tecnologías digitales no fueron un eje vertebrador y prioritario de la misma, aunque sí relevante.
Por otra parte, los resultados y datos obtenidos en los distintos informes y evaluaciones, tanto nacionales2 como internacionales, realizados sobre este particular pusieron de manifiesto que las expectativas creadas en los años anteriores no fueron logradas. En la mayor parte de los sistemas educativos analizados el uso de ordenadores con fines educativos seguía siendo bajo, y muchas de dichas prácticas no representaban un avance, innovación o mejora respecto a las prácticas tradicionales de enseñanza. Reisner (2001) en el ya citado trabajo, con relación a este periodo, afirma lo siguiente:
"Aunque los ordenadores podían tener un amplio impacto en las prácticas escolares, a mediados de los 90 éste era bajo. Los estudios revelaron que en 1995 aunque las escuelas norteamericanas poseían de medio un ordenador por cada nueve niños, el impacto de los ordenadores en las prácticas de enseñanza era mínimo, con un significativo número de profesores indicando que apenas usaban los ordenadores para fines educativos. Más aún, en la mayoría de los casos, el uso de los ordenadores estaba lejos de ser innovador".
Esta situación no sólo fue específica de EE.UU., sino que de una forma u otra, estaba generalizada en la mayor parte de países occidentales. En el Congreso Europeo que sobre "Tecnologías de la Información y Comunicación. Una Visión Crítica" celebrado en Barcelona en 1992 se llegó a conclusiones similares. Más recientemente, el informe elaborado por el Ministerio de Educación destinado al Parlamento de Australia (2001) puso en evidencia que, aunque la mayor parte del profesorado, conoce y maneja las tecnologías informáticas, su utilización pedagógica en el aula sigue siendo baja. Por otra parte, el último estudio desarrollado en varios países de la Unión Europea (Eurodyce, 2001) concluye que, a pesar del significativo porcentaje de la penetración de Internet y de los ordenadores en las aulas todavía no ha alcanzado las cotas deseables. McFarlane (2001) analizando la situación en el Reino Unido afirma: “Es indudable que la carencia de recursos –ordenadores y programas informáticos- es importante. Pero la falta de formación adecuada en el uso efectivo de las tecnologías informáticas puede ser la clave principal. A pesar de que la disponibilidad de recursos en las escuelas va creciendo de forma continuada (aunque lenta), los niveles de uso de las tecnologías de la información en el aula no van al mismo ritmo” (pg. 15). Esta autora se apoya en un estudio publicado en Reino Unido en el año 2000 donde se encontró que el 75% de los profesores de las escuelas de educación primaria no utilizan con regularidad el ordenador en su enseñanza.

La situación actual: la llegada de Internet y el relanzamiento de los programas institucionales
A finales de los años noventa se produjo la explosión y difusión a gran escala de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. La generalización de la telefonía móvil en todos los sectores sociales, la aparición de la televisión digital de pago, el acceso a Internet, la creación de empresas y servicios de comunicación on line, etc., fueron las evidencias del crecimiento y expansión desmedida de la tecnología informática en nuestra vida cotidiana. La administración del gobierno Clinton en EE.UU., y la Comisión de la Unión Europea, impulsaron, avalaron y apoyaron decididamente el desarrollo de estas tecnologías digitales como condición necesaria para el desarrollo de lo que se ha venido a llamar como sociedad de la información o del conocimiento.
Las administraciones gubernamentales se lanzaron a publicitar y apoyar la proyección y aplicación de las nuevas tecnologías en todos lo ámbitos y sectores sociales: economía de servicios, en sanidad, en la administración pública, en las finanzas, la educación, entre otros. En este sentido, la Comisión Europea siempre ha puesto el acento sobre la educación como motor y catalizador de la expansión de las nuevas tecnologías tanto en la vida cotidiana de los ciudadanos como en los sectores estratégicos del tejido y entramado de nuestra sociedad. Este proceso de apuesta europea por la formación puede seguirse a través de la documentación institucional generada en este periodo y por las acciones impulsadas ad hoc como pueden ser el famoso Libro Blanco sobre la sociedad del conocimiento elaborado durante la presidencia de J. Delors (Comisión Europea, 1995), y los programas como Grutving, Minerva, Comenius, Sócrates, Delta, entre otros. Actualmente el Programa destinado a impulsar la sociedad de la información en la Unión Europea es e-Europe3 cuya traducción o proyección sobre la educación se denomina e-Learning aprobado en la reunión celebrada en Lisboa en 2000. En la presentación de dicho programa se establecieron objetivos clave como la dotación de acceso a Internet a todas las escuelas europeas antes de la finalización del 2001, así como la accesibilidad a Internet desde cada aula, y la formación del profesorado ante las nuevas tecnologías antes de terminar el 2002.
En el contexto español, la concreción del programa e-Learning se traduce en el Plan Info XXI hecho público en Vitoria en enero de 2001 por el presidente Aznar y la ministra de Ciencia y Tecnología titular en esas fechas. En dicho plan estaba previsto alfabetizar tecnológicamente a la gran mayoría de la población española.
Los objetivos fundamentales declarados de e-Europe son: a) Conectar a la red y llevar la era digital a cada ciudadano, hogar y escuela y a cada empresa y administración; b) Crear una Europa de la formación digital, basada en un espíritu emprendedor dispuesto a financiar y desarrollar las nuevas ideas; y c) Velar por que todo el proceso sea socialmente integrador, afirme la confianza de los consumidores y refuerce la cohesión social.
Existe el temor, más o menos fundado, de que el mismo no alcanzará sus objetivos en los plazos establecidos ya que las inversiones del Plan Info XXI no han sido cumplidas. Véase los datos publicados en el suplemento Ariand@ (nº 89) de 18 de abril de 2002 del periódico El Mundo en los que se evidencia el desfase económico entre las cifras prometidas y las realmente invertidas.
Por otra parte hemos de indicar que las Administraciones autonómicas han emprendido programas y planes institucionales propios para la integración de las tecnologías digitales, especialmente Internet, en los centros educativos como son los casos del Proyecto Medusa en Canarias, Averroes en Andalucía, el Programa Premia en el País Vasco, el Programa Ramón y Cajal en Aragón, Plumier en la región de Murcia, el Proyecto SIEGA en Galicia, o el Programa Argo en Cataluña, por citar algunos ejemplos.
Dicho de otro modo, nos encontramos actualmente en un nuevo periodo en el que por segunda vez se están impulsando políticas destinadas a facilitar la integración y uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en el ámbito escolar. Prácticamente estas políticas, al menos en los documentos oficiales, coinciden en los objetivos de dotar a los centros educativos del equipamiento tanto técnico como de software necesario, formar al profesorado en ejercicio en el conocimiento de las nuevas tecnologías, y desarrollar experiencias didácticas de uso de los ordenadores, del multimedia y de Internet cara a preparar al alumnado en la cultura y conocimiento que demanda la sociedad de la información. Aunque, uno de los datos más preocupantes, es la falta de coordinación institucional o la ausencia de foros de encuentro y colaboración entre estos programas autonómicos y los impulsados por el gobierno central. Dicho de otro modo, más que existir un plan global que coordine la integración de las nuevas tecnologías en el conjunto del sistema escolar en coherencia con las directrices europeas, existen múltiples planes y acciones desarrolladas de modo aislado y exclusivo para su ámbito territorial..

Lo importante no es la tecnología, sino la innovación pedagógica
Es indudable que por segunda vez estamos asistiendo a un periodo de entusiasmo y de apoyo político y económico para acometer la introducción de las tecnologías digitales en el sistema escolar. ¿Qué ocurrirá de aquí a pocos años? ¿Será una moda que a medio plazo pasará volviendo a repetirse lo ocurrido con los programas institucionales impulsados en la década de los ochenta? No quisiera transmitir una sensación pesimista sobre el futuro inmediato, pero, puedo afirmar que a pesar de las enormes expectativas actualmente existentes sobre Internet y su potencial en la educación, es previsible que seguirán existiendo dificultades, muchos problemas y frustraciones en este proceso. Es la tensión entre el deseo y la realidad. Probablemente, en los próximos años, se dote de instrumentos y recursos informáticos a los centros, se logre, a través del cableado y de la infraestructura necesaria, la accesibilidad de las aulas a Internet, y se desarrollen una gran cantidad de actividades formativas destinadas al profesorado. Esto depende fundamentalmente de la inversión económica que se realice. Sin embargo lograr que en las prácticas de enseñanza el ordenador sea un recurso invisible (en el sentido ya expresado anteriormente), que se desarrollen procesos de aprendizaje que respondan a modelos constructivistas del conocimiento, que se trabaje colaborativamente entre el alumnado y el profesorado de centros de espacios geográficos distantes,... no se logrará a medio plazo. Una cosa es la dotación de infraestructura y recursos tecnológicos a las escuelas, pero otra bien distinta es que la presencia de las tecnologías digitales provoque una profunda innovación y mejora de la calidad de la enseñanza. Lograr esta meta en casi todo el sistema escolar es un proceso complejo sometido a tensiones políticas, económicas y culturales diversas. En pocas palabras, lo importante del proceso actual no es sólo lograr que la tecnología entre en las aulas y que el profesorado desarrolle actividades con las mismas (es una condición necesaria, pero no suficiente), sino avanzar en el proceso de transformación y adaptación del sistema escolar público a un proyecto democrático de la sociedad de la información.
Este proceso es complejo socialmente ya que está cargado de múltiples resistencias. Recientemente, en español, acaba de publicarse la obra de Burbules y Callister (2001) en la que analizan este fenómeno partiendo del supuesto de que cualquier tecnología no sólo es un instrumento para la acción humana, sino que existe una interacción dialéctica y simbiótica entre la tecnología y el contexto socio-cultural en la que se emplea. De este modo, el análisis de cómo una determinada tecnología afecta a un contexto particular, como es el representado por las instituciones escolares, debe obligarnos a tener en cuenta factores que van más allá de los propiamente tecnológicos y que son propios de la realidad histórica, cultural y social de la institución escolar. Desde mi punto de vista, las causas de esa resistencia podríamos sintetizarlas en torno a cinco grandes ejes o ideas:
a) persistencia de un modelo de institución escolar que fue creada en el siglo XIX para responder a las necesidades de las incipientes sociedades industriales
b) el curriculum está organizado siguiendo el modelo ilustrado de la cultura del siglo XVIII (es decir, compartimentalizado y secuenciado en materias o disciplinas científicas en orden creciente de dificultad)
c) desarrollo deficitario de la infraestructura y recursos tecnológicos en las aulas y centros educativo debido a las limitadas inversiones económicas
d) vigencia en las actividades y prácticas del aula de los modelos tradicionales de enseñanza que priman la transmisión y recepción del conocimiento y de un modelo cultural libresco, decimonónico, y en consecuencia, de la generalización limitada de modelos de aprendizaje más activos y constructivistas
e) ausencia de conocimientos y destrezas tanto tecnológicas como pedagógicas para que el profesorado pueda planificar, desarrollar y evaluar actividades educativas apoyadas en tecnologías no impresas.
La adaptación de los sistemas escolares a un modelo de escolaridad apoyado en las tecnologías digitales es y será un proceso parsimonioso, lento, con altibajos, con avances y retrocesos. Este proceso de cambio exige, como condición inicial, pero no única, la disponibilidad de recursos tecnológicos abundantes en los centros educativos. Sin un número adecuado de ordenadores, sin software apropiado, sin cableado ni infraestructuras no habrá, evidentemente, prácticas educativas apoyadas en las tecnologías informáticas. Pero esto es, a todas luces, insuficiente si lo que perseguimos es la innovación y mejora educativa. La tecnología si no va acompañada de cambios culturales en las formas de relacionarnos e interactuar con la misma no representará alteraciones sustantivas en los modos y prácticas desarrolladas. En este sentido, los programas institucionales actualmente en marcha impulsados tanto desde la Administración central como las autonómicas destinados a la integración pedagógica de las nuevas tecnologías no debieran centrarse de modo prioritario o casi exclusivo en las dimensiones más cuantitativas (ratio de alumnos por ordenador, número de profesores formados, o número de aulas con acceso a Internet por citar algunos de los indicadores más habituales). La incorporación de las nuevas tecnologías si no van acompañadas de innovaciones pedagógicas en los proyectos educativos de los centros, en las estructuras y modos de organización escolar, en los métodos de enseñanza, en el tipo de actividades y demandas de aprendizaje requeridos al alumnado, en los sistemas y exigencias evaluativos, en los modos de trabajo y relación del profesorado, en la utilización compartida de los espacios y recursos como pueden ser las salas de informática, en las formas de organización y agrupamiento de la clase con relación al trabajo apoyado en el uso de ordenadores ..., afectarán meramente a la epidermis de las prácticas educativas, pero no representarán mejoras sustantivas de las mismas. El reto, en consecuencia, a medio plazo de los programas y proyectos institucionales debiera ser la innovación y cambio pedagógico del sistema escolar y de la cultura organizativa de los centros, no sólo la dotación de recursos tecnológicos a las aulas y centros.

ALGUNOS PROYECTOS EDUCATIVOS MAS DIRECTAMENTE VINCULADOS A INTERNET



Educación a Distancia
La Educación a Distancia (ED) es un método educativo antiguo, que se ha utilizado en general como alternativa a la educación presencial en casos de imposibilidad de concurrir al aula, por ejemplo por razones de orden geográfico. En Australia, se han impartido cursos para estudiantes de secundaria que habitan regiones alejadas de las ciudades, utilizando trasmisores de radio aficionados, desde hace aproximadamente 40 años. El correo, la radio, la televisión, etc., han sido medios usados ampliamente por instituciones educativas para sus fines de ED, desde que han existido.
Hoy día Internet pone a nuestra disposición el uso de sus servicios, con lo cual el tema de la ED se ha puesto sobre la mesa a nivel de prácticamente todos los sistemas educativos mundiales, no solamente para solucionar el problema de acceso a la enseñanza por parte de quienes no pueden concurrir a las clases, sino como alternativa de las clases presenciales en todo caso. En base a los criterios que citamos anteriormente, cabe preguntarse si este auge de la ED resulta de un análisis del sistema educativo y sus problemas. A nivel de las universidades hay conciencia de que el problema es más educativo que tecnológico, por ejemplo, Gordon Davies, Comissioner for Higher Education in Virginia, en una referencia a Educom, establece que para que la tecnología solucione los grandes problemas de la educación superior, debe responder a tres cuestiones:
  • ¿hace que el aprendizaje sea más accesible ?
  • ¿promueve el mejoramiento del aprendizaje ?
  • ¿cumple con los requisitos anteriores contemplando (si no reduciendo) los costos de la educación ?

Las mismas preguntas pueden formularse para el caso de la enseñanza secundaria.

Una de las universidades pioneras en el uso de la ED, Britain´s Open University (http://keats.open.ac.uk/zx) es un ejemplo de institución que utiliza la Web para proveer acceso a la educación. En 1994, experimentaron con un curso de sicología avanzada usando la Web y otras herramientas de Internet y al siguiente año ofrecieron dos cursos de computación y han continuado extendiendo la lista de cursos usando Internet desde entonces.

En 1995 el departamento de Cristalografía del Birkbeck College de la Universidad de Londres, Inglaterra, (http://www.cryst.bbk.ac.uk/PPS/index.html) comenzó a ofrecer un curso llamado “Los Principios de la Estructura de las Proteínas” enteramente por Internet. Se componía de módulos de aprendizaje gráficos e interactivos basados en la Web, creados por 30 expertos en estructuras de las proteínas, de distintos lugares del mundo. Las actividades de la Web se apoyaban en discusiones “on-line” con otros estudiantes y consultas a los docentes. Participaron alrededor de 250 estudiantes de diferentes países, incluyendo Brasil, China, Eslovenia, Croacia. Los estudiantes estaban organizados en grupos de 15 o 20. Una de las actividades fue preparar y publicar en el sitio Web del curso, un reporte de investigación de una determinada proteína. La evaluación del curso fue muy positiva. Uno de los beneficios señalados por los estudiantes consistió en el estudio y acceso a la información según sus propias conveniencias, y el mantener el contacto con un gran número de científicos fácil e informalmente. Otro ejemplo de Universidad pionera en ED es la Open University of Israel, que existe desde el año 1974 y cuenta con 11.000 estudiantes a tiempo completo. En ella se producen telecursos y material multimedia, para lo cual la universidad cuenta con una editorial. Cuenta con varios centros de ED vía satélite, uno de los cuales lleva adelante un proyecto con Ukrania. Consiste en un sistema de video en el cual, la interacción se realiza utilizando el teléfono. Los estudiantes están en una base de datos y solicitan permiso para intervenir, los demás escuchan por altoparlante. En los sistemas de ED, la preparación de los docentes es tema fundamental: existe una unidad especial para graduación y los docentes deben obtener su título para trabajar en ED.

Otro tema fundamental consiste en la elaboración de material para la ED, por ejemplo, la confección de los textos se realiza de manera especial. En los últimos años en nuestro país, a nivel de la enseñanza terciaria el tema del uso de la tecnología informática en la educación se ha venido planteando cada vez con más intensidad en diferentes ámbitos. En algunos casos, la tendencia es solamente hacia la utilización de herramientas, como ser el dictado de cursos utilizando salas de video conferencia, o la utilización de diferentes medios (Internet, CD o diskettes) sustitutivos del papel y/o de la clase presencial. En algunas instituciones, como el Universitario Autónomo del Sur, existe un grupo de trabajo interdisciplinario que realiza tareas de elaboración de material educativo en colaboración con el Instituto Clemente Estable.

Dentro de la Universidad de la República, se han revitalizado las Unidades de Enseñanza de distintas Facultades y la Unidad Central de Educación Permanente, incluyendo en sus objetivos algunos relacionados con el tema de Informática Educativa y tomando en cuenta el aspecto de la formación docente y la necesidad de contar con un proyecto educativo. La Unidad Central de Educación Permanente organizó en octubre de 1998 las Jornadas de Educación a Distancia, con participación de un docente de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), España, el Profesor Antonio Medina, quien enfatizó en su conferencia la necesidad de contar con personal calificado para llevar adelante proyectos de ED. En diciembre del mismo año, la Unidad de Enseñanza de la facultad de Química organizó un evento similar, más centrado en los problemas que enfrenta la enseñanza en dicha facultad y sus soluciones a través del uso de tecnología.



Estos esfuerzos indican un cambio importante en relación con la tarea docente a nivel de la Universidad; tradicionalmente, no existe la profesión de “docente universitario” lo cual constituye una enorme carencia. Hoy en día parece ser que debido a las nuevas exigencias impuestas por la tecnología, se está revalorizando la tarea docente.
La Universidad de la República presentó un proyecto a la Agencia Española de Cooperación Internacional, el cual fue aprobado, cuyo objetivo es la formación de docentes en Educación a Distancia y que se concretará a partir de setiembre de este año.

A nivel de software educativo, docentes y estudiantes de la facultad de Ingeniería participan en grupos interdisciplinarios que trabajan en la elaboración de una plataforma para el armado de cursos, así como también en la confección de CD para distintos cursos de diversas Facultades: Agronomía, Química, Odontología, Medicina, Veterinaria, Bellas Artes, entre otras.
Las facultades de Derecho, Química y Sicología utilizan las salas de video conferencias instaladas en diferentes departamentos del interior del país, para dictar cursos, lo cual también se hace en cursos de la Universidad del Trabajo (UTU).

Si bien existen opiniones de varios docenes acerca de la importancia de contar con un proyecto educativo basado en criterios como los que se señalan en el punto II, para la incorporación de la tecnología, no se cuenta por el momento con ninguno desarrollado a nivel institucional.

Un problema importante que la Universidad soluciona mediante el uso de tecnología es el de la masividad: sobre todo en los cursos básicos, a veces la cantidad de estudiantes es de varios cientos, con lo cual, las clases presenciales pierden su razón de ser y peor aún, se deteriora la calidad de la enseñanza impartida. Utilizando Internet, diskettes y CDs para distribuir material se logra un mejoramiento en los cursos, tanto administrativa como académicamente.

Internet y el procesamiento de la información

Como un ejemplo de uso de Internet de acuerdo con las ideas expuestas anteriormente, queremos hacer referencia muy brevemente, a un proyecto que parte del análisis de la forma en que los alumnos se relacionan con la información.

Todos sabemos que hoy en día recibimos cada vez más información. Sin embargo, el ser humano tiene una capacidad limitada de consumo de esa información, por lo que cada vez va a ser más importante poder discriminar lo valioso de lo que no lo es, en el menor tiempo posible.

El análisis de algunos trabajos monográficos de alumnos de distintos niveles del sistema educativo, nos permite observar que ellos recortan y pegan información, transcriben información textualmente, escriben conocimientos de otros sin mencionar la fuente, en general, tienen bajo nivel de producción propia de conocimientos.

Si son características generalizadas, nos permite pensar que quizás, sin ser promovidas por los docentes, de pronto ellos no toman suficiente conciencia de su gravedad.
Pensamos que la Web, con las características específicas ya citadas, puede ser un medio muy interesante para que los alumnos puedan acercarse a la elaboración propia de conocimientos, si se la emplea con un enfoque que vaya mucho más allá de “bajar información” escasamente procesada.

La idea es emplearla para la reflexión crítica, en el enfoque de resolución de problemas. Para ello, proponemos poner énfasis en planificar y anticipar las búsquedas, analizar los resúmenes de los buscadores y contrastar tanto las fuentes entre sí, como lo que se halla y no se halla, con el conocimiento previo.

Esto supone promover la reflexión meta cognitiva, para poder captar lo que sorprende, apasiona y desestabiliza; posible punto de partida privilegiado, para una investigación propia.
Nuevamente en este caso, lo más importante es el entorno de enseñanza-aprendizaje

Reflexiones y perspectivas de futuro

Consecuentemente, las instituciones educativas deberán asegurar la infraestructura necesaria para el desarrollo de los proyectos educativos de los que hablamos anteriormente. Esto supone el hardware, el software, el apoyo para que los docentes efectivamente desarrollen tales proyectos y muchas veces se puede requerir entrenamiento previo en determinados software por parte de los alumnos. Especial énfasis se deberá poner en las capacidades de comunicación electrónica, que cada vez son más necesarias en todas las disciplinas.

Un papel muy importante, en la institución educativa que adopta las nuevas tecnologías es el que cumplen las bibliotecas, asegurando el sistema de información general, los catálogos on-line, las bases de datos, las publicaciones electrónicas, el almacenamiento de información, la adquisición de materiales en formato digital, el desarrollo de nuevos métodos de búsqueda de información.

Además, debe tenerse en cuenta que la adopción de las nuevas tecnologías de información puede dar la oportunidad de rediseñar todos los procesos administrativos de la institución educativa.

Finalmente, parecería que contrariamente a lo que podría pensarse en un primer momento, el desarrollo tecnológico no facilita la labor docente a priori, sino que la complica. ¿Por qué? Porque para que las aplicaciones educativas de la tecnología produzcan verdadero impacto, deben venir con valor agregado del docente, con análisis e investigación previa. La incorporación de la tecnología en educación, es entonces, desde este punto de vista, la oportunidad para la investigación superadora de los problemas y supone un gran y entusiasmante desafío para las instituciones educativas, los docentes y los estudiantes.

jueves, 11 de febrero de 2010

EL IMPACTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EDUCACIÓN

Los notables avances tecnológicos en las comunicaciones y en la electrónica, logrados en este siglo y de los cuales es difícil preveer su alcance en el próximo y el uso generalizado de computadores en la sociedad, exige nuevos conocimientos y destrezas a profesionales y técnicos de las más variadas profesiones. Esta situación plantea nuevas interrogantes a la educación, a todos los niveles.

Sin embargo, existe un contraste sorprendente entre la rapidez con que la informática se integra a todos los niveles de nuestra sociedad, y la lentitud con que la educación responde a los cambios en general.

Es preciso notar que aún en países desarrollados, la validación de entornos informáticos en relación con proyectos pedagógicos institucionales, es tema de estudio no resuelto en forma satisfactoria, que va mucho más allá de la inclusión de determinada herramienta tecnológica en los cursos. Los problemas de la integración de ambientes informáticos a nivel de la enseñanza desde el punto de vista de la formación de los estudiantes, se plantea en términos que implican más que el mero aprendizaje de una u otra herramienta y que no tienen que ver solamente con las dificultades materiales que tal integración significa para las instituciones educativas (M. Artige).

La comunidad educativa, en general, espera mejorar la calidad de la educación y superar sus carencias, ante la incorporación de un nuevo medio tecnológico.

Y no solamente ante la computadora, el nuevo instrumento alrededor del cual giran actualmente las nuevas tecnologías de la Información y las expectativas, sino que antes también se esperaron cambios ante la irrupción de la radio y la televisión, por ejemplo. Así es cómo, Escotet (1986) analiza algunos intentos de incorporar esos últimos medios a la educación formal, señalando resultados que no han colmado las esperanzas previas.

Papert (1981), el creador del lenguaje Logo, hace notar que la computadora en educación ha tendido a emplearse en general, para repetir con ella lo que se venía haciendo inefectivamente, con los medios tradicionales.

Analizando (1992) la evolución de las aplicaciones educativas con computadora, dice:
“Lo que había comenzado como un instrumento subversivo de cambio, fue neutralizado por el sistema y convertido en instrumento de consolidación”
En general, ante las nuevas tecnologías, se tiende a pensar dentro del marco de referencia que nos es más familiar.

De Corte (1993) hace referencia a algunas investigaciones que parecen corroborar que las expectativas iniciales con respecto al impacto de corto plazo de las computadoras en educación eran demasiado altas.

El y otros por él citados , como Salomon (1992), Schank y Jona (1991) mencionan como una causa principal del fracaso relativo de la computación educacional, el que la computadora ha sido introducida principalmente como un agregado a un ambiente existente e inalterado de la sala de clases. Esta estrategia de “agregación” se basa en el supuesto equivocado de que el sólo hecho de introducir el nuevo medio, bastará para producir los cambios esperados.

En otras palabras, se empieza por incorporar la tecnología sin reflexionar previamente y críticamente sobre ella y se esperan cambios “mágicos” por su sola presencia.

En esta línea, Vitale (1988), de la Universidad de Ginebra, denuncia lo que él llama el sometimiento pasivo al “ imperativo tecnológico” dominante.
Este “imperativo” implicaría que todo lo que pueda hacerse para incorporar tecnología en la educación, debe hacerse y supone que la escuela será tanto más moderna en la medida que sea más rica en tecnología.

¿Hay manera de zafar de ese “imperativo”?
¿Existen otras alternativas de plantearse la relación educación vs tecnología?
¿Qué desafíos suponen para los docentes y las instituciones educativas?

Criterios a tener en cuenta al introducir la tecnología en la Educación

En lugar de partir de la tecnología, creemos que debemos partir de un diagnóstico de la situación educativa anterior al uso de las innovaciones tecnológicas y elaborar a partir de ese diagnóstico, un proyecto educativo, que será la meta importante a alcanzar.

La elaboración del proyecto educativo supone analizar en profundidad, en primer lugar, las dificultades y las mejoras educativas que se quieren lograr. De ese análisis surgirá si el problema en cuestión se puede intentar resolver con el uso de la tecnología.

Si es así, habrá que profundizar en el aporte específico que puede obtenerse del nuevo medio tecnológico, para no hacer con él lo que puede hacerse con otros medios menos sofisticados y además, descubrir nuevas tareas y habilidades que pueden desarrollarse exclusivamente con él.
Paralelamente, se deberán tener en cuenta, los resultados de últimas investigaciones educativas, las cuales pueden aportar elementos muy importantes, como por ejemplo, el papel protagónico del alumno en la construcción del conocimiento, que ponen de manifiesto las corrientes constructivistas.

La elaboración del proyecto educativo supondrá la armonización del nuevo medio con los demás medios disponibles, en un entorno de enseñanza –aprendizaje definido y profundizado, que es el que en definitiva, dará la medida del verdadero impacto que producirá la nueva tecnología en la Educación.

Un muy buen ejemplo de uso de esta estrategia, la da el artículo “Designing electronic journals with 30 years of lessons from print”.
En efecto, en él, se hace el estudio previo, muy concienzudo por cierto, de las observaciones y estadísticas, relativas al uso de publicaciones científicas impresas, por parte de científicos, lo que luego permitirá tomar decisiones respecto a la conveniencia, viabilidad y sobretodo, las condiciones en que pueden ofrecerse esas mismas publicaciones, en forma electrónica.

El aporte específico de la nueva tecnología de la información

Sin el ánimo de agotar todos los aportes que las nuevas tecnologías de la información pueden brindar a la Educación, nos gustaría citar algunos usos que consideramos importantes y genuinamente específicos:

A) Software
- General

Si bien los programas como procesadores de texto, planillas electrónicas, bases de datos no fueron concebidos para la educación, sin duda tienen mucho para aportar tanto en el aula, como para la administración y gestión escolar.

- Educativo
Los primeros programas educativos tendieron a repetir, como dijimos anteriormente, lo que se venía haciendo con otros medios.
Así fue como predominaron los programas tutoriales y ejercitadores, que aún hoy siguen existiendo, pero más tarde se desarrollaron excelentes programas, inspirados en las últimas corrientes pedagógicas, que ponen el énfasis en la exploración y el descubrimiento, como el Cabri de geometría, por ejemplo.

- de Areas Específicas
Los programas de diseño (CAD), programas de cálculo y análisis matemático (Mathematica, Derive, Matlab), de diseño de circuitos, de mapeo, de visualización en tercera dimensión de moléculas, son algunos de los programas que son muy útiles en áreas específicas
- de simulación
Son muy importantes y gran aporte específico del medio computador las posibilidades de simulación que ofrece. La posibilidad de generar micromundos de exploración vital, donde el estudiante puede visualizar inmediatamente los resultados de los cambios de parámetros, tiene grandes aportes para hacer en la educación, por ejemplo.
- El computador como instrumento de laboratorio.
Tanto en los laboratorios de investigación, como en los escolares, cada vez se hace más uso del computador, no ya como simulador, sino como medidor real de magnitudes, a través de sensores que se conectan al computador a través de conversores análogo-digitales. Son datos que quedan en memoria y que luego pueden ser procesados tanto gráfica como analíticamente.

B) Servicios brindados por Internet

Internet, red de redes digitalizada, parece ser la culminación de todas las variadas formas de comunicación desarrolladas desde los primeros telégrafos eléctricos y a través de sus variados servicios (E-Mail, FTP, Telnet, Foros, Gopher, WWW) tiene un enorme potencial para la educación.
A continuación, enumeraremos algunas de las características específicas del E-Mail y WWW, que podrían tenerse en cuenta a la hora de elaborar proyectos educativos:

* Acceso a información hipermedia, o sea, texto, imágenes fijas y animadas, sonidos, video, en forma no secuencial, de modo que pueden hacerse enlaces siguiendo los intereses de cada usuario.
* Fuentes de todo el mundo .
* Información actualizada .
* Posibilidad de comunicación escrita con personas de todas partes del mundo .
* Posibilidad de publicar el conocimiento propio para ese laberinto mundial.